Lunes, abril 29

Mitos sobre la Estimulación Temprana

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Mitos sobre la estimulación temprana

Todos sabemos que hasta los cinco años de edad, se construye la subjetividad y esto marca para siempre. Es por eso que en los  últimos años la estimulación temprana  es un término que está en boca de padres y madres. Por ello es conveniente resaltar que hay muchos centros que dicen impartir “estimulación temprana” pero sólo buscan fines comerciales. Por lo que es necesario que los padres estén bien informados para que puedan evaluar dónde y cómo tomar clases y cuáles son los mitos o conceptos errados para elegir el correcto.

“Mientras más temprano se empiezan las clases mejor”.
Es importante que los padres sepan que en los primeros meses el bebé  necesita de mucha calma.  En este período es fundamental el vínculo que se establece con la madre y todo aquello que está relacionado como la lactancia y los primeros cuidados. En estos momentos el bebé, la  madre y demás miembros de la familia se van adaptando a las nuevas circunstancias, por lo tanto llevar al bebé a “clases de estimulación” es algo prematuro y en algunos casos hasta dañino.  Los masajes no se recomiendan en el primer mes ya que su inicio requiere de mucha delicadeza, saber cómo y qué hacer.

Se recomienda dar inicio a las sesiones cuando el bebe tenga cinco o seis meses de edad porque en ese tiempo tiene un mejor horario y se puede probar cómo reacciona a este grupo. Algunos  bebés reaccionan con llantos despavoridos y otros por el contrario suelen disfrutar de esta nueva experiencia. Si su bebé se encontraría dentro del segundo grupo puede empezar las clases de estimulación. Antes puede pedir orientación al centro sobre qué actividades se pueden o no hacer en casa.

“Mientras más horas de clases y días  a la semana será mejor “.
Para  bebés menores de 14 meses más de 50 minutos de clases no es recomendable. No hay que sobre exigirlos. Lo importante no es lo que se le “haga al  bebe” sino la compañía y afecto familiar.  “Lo que los ayuda a crecer y a desarrollarse está íntimamente relacionado con los ámbitos de crianza.  Los tiempos cambian, pero aún hoy lo más importante sigue siendo la relación afectiva, el intercambio, el compartir y el sentido de pertenencia”- señaló María Ageitos, doctora y vice presidenta de la Fundación Sociedad Argentina de Pediatría.

Cuando hablamos de estimulación se trata de la motivación, no de darle al bebé un montón de productos destinados al entretenimiento y al estímulo. (Hay que  facilitarles el aprendizaje, ofrecerles posibilidades de investigar y de promoverles desafíos).

“Los programas de estimulación temprana tienen como propósito crear niños genios”.
El objetivo de la estimulación no es acelerar el desarrollo, forzando al niño a lograr metas que no está preparado para cumplir. Consiste en crear situaciones apropiadas para que el bebé responda de manera independiente o con una mínima ayuda. Es primordial que sepan que un niño bien estimulado es aquel que rodeado de afecto de sus padres recibe experiencias enriquecedoras que le permiten llegar a los objetivos sorteando obstáculos y que le promueven confianza.

¿Cuál es el mejor método de estimulación temprana?

Los padres actualmente están confundidos con los diferentes métodos de estimulación, unos prometen que van a enseñar números, otros a leer,  gatear y caminar tempranamente en fin la “estimulación” se ha convertido en una herramienta muy fuerte para explotar desde el marketing.

La forma natural de aprender de un niño es a través del JUEGO.  Jugar y aprender no se oponen. Los niños no necesitan los últimos modelos de juguetes para explorar, al contrario, suele interesarse más por todo aquello que encuentra en el uso cotidiano, por lo que otros manipulan.

Para finalizar es importante que los padres sepan que el mejor camino que pueden tomar es el de prestarse como guía, el de ser facilitadores y observadores.  El rol es el de acompañar al niño sin interferir, y estar a disposición cuando él lo necesite.

Es fundamental que tengamos en claro que el niño que recibe afecto se siente valorado y merecedor;  esto fortalece su autoestima e inteligencia emocional.

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